El castillo de Medina de Pomar: la fortaleza que simbolizaba el poder de los Velasco

El castillo de Medina de Pomar, ubicado en Burgos, es un emblemático símbolo del poder de la familia Velasco, una de las dinastías más influyentes de la nobleza castellana desde el siglo XIV. Esta fortaleza ha sido testigo de importantes eventos históricos, como alianzas y traiciones. El infante don Juan Velasco, primer señor de Medina de Pomar, inició una era de esplendor para la familia. Bajo el primer duque de Frías, en 1405, el castillo se transformó en un símbolo de opulencia, conocido por sus lujosos banquetes y riquezas.

8 de diciembre de 2025

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El Castillo Medina de Pomar: La Fortaleza que Simbolizaba el Poder de los Velasco

En el corazón de la provincia de Burgos, se erige majestuoso el castillo de Medina de Pomar, una fortaleza que, durante siglos, ha sido un símbolo del poder absoluto de la familia Velasco. Este impresionante castillo no solo es un monumento a la arquitectura medieval, sino también un testigo mudo de la grandeza y decadencia de una de las familias más influyentes de España. Los muros de piedra de esta fortaleza han sido testigos de alianzas estratégicas, traiciones y enfrentamientos que marcaron la historia de Castilla. Pero, ¿qué secretos ocultan estas paredes? ¿Y qué ha quedado de su esplendor original? Prepárense para un viaje fascinante a través del tiempo, donde la riqueza extrema y el despilfarro chocan con la inevitable ruina.

Los Velasco: Señores de la Guerra y de la Riqueza

La familia Velasco fue una de las dinastías más poderosas de la nobleza castellana. Desde el siglo XIV, los Velasco comenzaron a acumular títulos y riquezas, extendiendo su influencia a través de alianzas matrimoniales y su participación en las luchas de poder de la época. Entre sus miembros más destacados se encuentra el infante don Juan Velasco, quien se convirtió en el primer señor de Medina de Pomar en 1355. Su liderazgo marcó el inicio de una era dorada para la familia, que se consolidó como uno de los pilares del poder militar en Castilla.

Documentos históricos, como las crónicas de Alfonso X, nos indican que los Velasco no solo eran guerreros temidos, sino también adeptos al arte del despilfarro. En 1405, el primer duque de Frías, don Francisco de Velasco, transformó el castillo en un símbolo de opulencia. Se dice que organizó banquetes de tal magnitud que las mesas se cubrían de oro y plata, mientras los invitados disfrutaban de exquisitos manjares y vinos de las mejores cosechas. Fuentes cercanas a la familia aseguran que en esos días de gloria, la frase “la ostentación es la mejor de las virtudes” resonaba en los pasillos del castillo.

La Fortificación: Un Castillo de Leyenda

Construido en una época de constantes conflictos, el castillo Medina de Pomar fue diseñado no solo como un hogar, sino como una fortaleza estratégica. Su ubicación, en un cerro que domina el valle del río Pisuerga, ofrecía una vista privilegiada y una defensa natural casi impenetrable. Las murallas de mampostería y los imponentes torreones son testimonio de la ingeniería militar de la época. La fortaleza fue ampliada y reformada en varias ocasiones, especialmente durante el siglo XV, consolidando su estatus de fortaleza inexpugnable.

Los relatos de la época cuentan que, durante las guerras con los musulmanes y las luchas entre nobles, el castillo se convirtió en un refugio para los guerreros y un símbolo de resistencia. Las leyendas locales narran que los ecos de las batallas aún resuenan en sus muros y que, por las noches, se pueden oír los lamentos de aquellos que cayeron defendiendo el honor de los Velasco. Las crónicas de la época, como las de Fernando del Pulgar, describen cómo las banderas de la familia ondeaban al viento, desafiando a todos los que osaban acercarse.

El Auge y la Caída: De la Grandeza a la Ruina

Sin embargo, la historia de poderío de los Velasco no estaba exenta de conflictos internos y decadencia. A medida que el tiempo avanzaba, las alianzas que habían forjado comenzaron a desmoronarse. El siglo XVI fue testigo de una serie de crisis que afectaron a la familia. Las guerras con los franceses y las luchas por el trono español llevaron a una dramática reducción de sus recursos. El esplendor del castillo se tornó en sombras, y los lujos de antaño se convirtieron en recuerdos lejanos.

Los rumores atribuidos a "fuentes cercanas" indican que se organizaban cenas en el castillo, no con el propósito de celebrar victorias, sino para intentar mantener la ilusión de grandeza ante los escasos nobles que aún visitaban la fortaleza. Las paredes, antaño adornadas con tapices finos y obras de arte, se fueron vaciando, y el eco de las risas se transformó en un lamento gris.

El Legado y la Conservación del Castillo

A pesar de la decadencia, el castillo Medina de Pomar ha sobrevivido al paso del tiempo. A finales del siglo XIX y en el siglo XX, se llevaron a cabo trabajos de restauración para preservar esta joya arquitectónica. En 1970, fue declarado Bien de Interés Cultural, una medida que ha ayudado a conservar su esencia y a recordar la grandeza de la familia Velasco.

Hoy en día, el castillo es un importante atractivo turístico en la región. La visita a sus torres y murallas permite a los visitantes sumergirse en la historia y la leyenda que envuelven a este imponente edificio. Sin embargo, el eco de su pasado sigue presente, y se dice que, por las noches, aquellos que se atreven a merodear por sus alrededores pueden sentir la presencia de los antiguos señores que una vez habitaron sus estancias.

Reflexiones finales: El Dualismo del Castillo Medina de Pomar

El castillo Medina de Pomar es un microcosmos de la historia de la nobleza española, un lugar donde la grandeza y la decadencia coexisten en un delicado equilibrio. Desde los espléndidos banquetes de los Velasco hasta las sombras de ruina que acechan los pasillos vacíos, esta fortaleza nos recuerda que el poder y la riqueza son efímeros, y que la historia siempre deja una huella indeleble.

La herencia de los Velasco sigue viva, no solo en la piedra de este castillo, sino también en las historias que se cuentan a su alrededor. De este modo, el castillo Medina de Pomar no es solo una fortaleza; es un símbolo de un legado que, a pesar de las adversidades, ha sabido mantenerse en pie frente al inexorable paso del tiempo.